Desgarros cutáneos y tono de la piel: apoyo a una mejor evaluación y tratamiento de los desgarros cutáneos en todas las personas.
Los desgarros cutáneos suponen un reto importante tanto para los pacientes como para los médicos, ya que causan "dolor, angustia y ansiedad" a cualquier paciente.1 Identificar y documentar los desgarros cutáneos con precisión es crucial, pero está bien documentado que la educación sobre la evaluación de la piel se beneficiaría de un conocimiento más profundo de los desgarros cutáneos en pacientes de piel oscura, así como de medidas de prevención y opciones de tratamiento adaptadas a las necesidades de estos pacientes.2
Este problema se complica aún más por el hecho de que gran parte del material didáctico de la formación médica se centra predominantemente en la piel blanca3,4, lo que deja a los profesionales sanitarios menos preparados para evaluar y tratar los desgarros cutáneos en pacientes con piel oscura.5
Dado que los cambios cutáneos en personas con tonos de piel oscuros no se reconocen ni se documentan con la suficiente rapidez a escala mundial,5 estos pacientes se enfrentan a retos únicos a la hora de evaluar el riesgo de desgarros cutáneos.
Para garantizar una atención oportuna y adecuada a todos los pacientes, es importante concienciar y aplicar estrategias de prevención y gestión basadas en la evidencia para la evaluación y el tratamiento de los desgarros cutáneos.5
Los desgarros cutáneos son heridas agudas provocadas por fuerzas mecánicas que causan la separación de las capas externas de la piel.6 Dado que tienen el potencial de convertirse en heridas complejas y crónicas, la identificación precoz de las personas en situación de riesgo es crucial para prevenir y minimizar la incidencia de desgarros cutáneos evitables.7
La incidencia anual estimada de los desgarros cutáneos es de aproximadamente 1,5 millones de casos1 y la prevalencia varía según el entorno asistencial. La mayor prevalencia se registra en los centros de cuidados a largo plazo.8 Las heridas de difícil cicatrización, incluidos los desgarros cutáneos, tienen un impacto significativo en la vida de los pacientes, ya que provocan «dolor prolongado, angustia emocional, vergüenza, infección y reducción de la calidad de vida».7
Desgarro lineal o en colgajo que puede reposicionarse para cubrir el lecho de la herida.
El colgajo no puede reposicionarse para cubrir el lecho de la herida
Todo el lecho de la herida expuesto
En el caso de heridas como los desgarros cutáneos, existe una necesidad urgente de orientación sobre la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de los desgarros cutáneos en personas con tonos de piel oscuros.5 La clave para optimizar el tratamiento y los resultados de los pacientes reside en la evaluación precisa de los signos y síntomas en todos los tonos de piel.3,12
Establecer el tono de piel de referencia es una parte importante de la inspección inicial de la piel y la evaluación holística de la herida.5 Esto es crucial para la detección precoz de cambios y la prevención del daño tisular.
Para ayudar a proporcionar una forma objetiva de evaluar el tono de la piel durante una evaluación del desgarro cutáneo, debe utilizarse una herramienta de clasificación validada, por ejemplo, la Skin Tone Tool.13
La evaluación y el diagnóstico precisos de todos los tonos de piel repercuten de forma significativa en los resultados de curación de los pacientes; sin embargo, siguen siendo escasas las pruebas sobre la influencia del tono de piel en el cuidado de heridas.3 Las investigaciones indican que a las personas con tonos de piel más oscuros se les diagnostican con mayor frecuencia úlceras por presión (UPP) en estadio avanzado, debido en gran parte a las dificultades que plantea la identificación y evaluación tempranas.3 Está bien establecido que los pacientes con tonos de piel más oscuros suelen experimentar peores resultados de salud, y las herramientas y los enfoques educativos existentes en los sistemas sanitarios no abordan adecuadamente las necesidades de esta población, especialmente en el cuidado de heridas. Esta laguna en la práctica perpetúa las disparidades sanitarias, lo que se traduce en una atención subóptima.3 Se anima a los médicos a utilizar herramientas objetivas, como la Herramienta del tono de la piel, que ayuda a evaluar los cambios de la piel en una gama de tonos y mitiga los prejuicios.3 Las evaluaciones holísticas de la piel, que tienen en cuenta las variaciones en la temperatura, la textura y el tono de la piel, son esenciales para proporcionar una atención equitativa y prevenir los daños cutáneos en pacientes con tonos de piel oscuros. Debe hacerse hincapié en el reconocimiento de la diversidad de tonos de piel y en el uso de un lenguaje neutro y profesional en las prácticas de cuidado de heridas para reducir los prejuicios y garantizar unos resultados óptimos para los pacientes.
Para fundamentar la toma de decisiones clínicas, los médicos deben adherirse a las directrices internacionales de buenas prácticas para la prevención y el tratamiento de los desgarros cutáneos.3 Los procedimientos de buenas prácticas promueven la estandarización de la atención para evitar evaluaciones inadecuadas, documentación deficiente, diagnósticos incorrectos, vías de tratamiento ineficaces y un mayor riesgo de heridas crónicas.14
Incluir el tono de la piel en una evaluación cutánea exhaustiva ayuda a proporcionar una atención equitativa. Al aumentar la concienciación y aplicar estrategias basadas en la evidencia para prevenir y tratar los desgarros cutáneos, puede garantizar una atención temprana, adecuada y eficaz para todos los pacientes, independientemente de su tono de piel.