Una laceración está provocada por un impacto físico breve y potente, tal como ser golpeado por algo o chocar contra la esquina de un mueble. Es más probable que la piel se rompa si hay hueso por detrás, y, a veces, las laceraciones deben suturarse porque sus bordes son irregulares, de modo que se unirían con dificultad dejando una cicatriz irregular.
